Columna de opinión de la presidenta de la Empresa Portuaria de Chacabuco, María Francisca Yáñez

A poco andar de 2022, un año que sin duda será desafiante para Empresa Portuaria Chacabuco, quisiera destacar los distintos desafíos, procesos y logros que -junto al Directorio que encabezo- hemos podido sacar adelante durante estos tiempos difíciles, marcados por la pandemia y las profundas transformaciones en la actividad logístico-portuaria que esta ha traído.

Sin duda, los equipos administrativos, trabajadores y niveles directivos que conformamos la base de la labor de Puerto Chacabuco tenemos la tranquilidad de haber cumplido nuestros objetivos con responsabilidad y sentido de futuro.

Durante estos años hemos podido renovar algunos liderazgos, reverdecer valores importantes para Chacabuco como el trabajo en equipo, la modernización, la sustentabilidad y la relación con su entorno; y potenciar un equipo humano de excelencia, que no solo vive en su región, sino que además la quiere y se siente parte de su destino.

Es quizás ese el mayor símbolo de nuestro puerto: profundo compromiso con la Región de Aysén y sus habitantes; con el transporte y la conectividad de su gente; con sus historias y su actividad económica que se palpa -por ejemplo- en la paulatina reanudación de la actividad de los cruceros, tan crucial para el sector turístico y comercial; y que además se expresa en la continuidad operativa de nuestros terminales que ha permitido, aún en los momentos más complejos del covid-19, seguir delante de forma ininterrumpida con la transferencia de bienes y servicios esenciales para los ayseninos.

Un puerto que cree y hace patente su mirada en la sustentabilidad, la excelencia financiera y administrativa; y que además ha promovido una mirada de colaboración con la red de puertos del país, de la que hemos sido parte aprendiendo de otros y también entregando parte de nuestra experiencia. Y que, además, quiere seguir aprendiendo, teniendo conciencia de que siguen habiendo oportunidades de mejora en varias áreas de su quehacer, como la transformación digital, la aplicación de acciones sustentables concretas y la agenda sanitaria frente a una pandemia que continúa.

Pero, sobre todo, un puerto que -como eje de su gestión- ha puesto un pie en el hoy, pero además en el mañana, de la mano de un proceso de licitación que está en marcha (hoy en manos del TDLC), que otorgará mayor competitividad y eficiencia operacional a nuestro puerto.

No tenemos duda que hemos liderado, con mirada de Estado y ajena a los cambios de ciclos políticos, un proceso transformador, que marcará el futuro para un puerto como Chacabuco que, sin ser el puerto más grande de Chile ni el que más carga mueve, anhela dar un salto para seguir aportando en la red portuaria y mantenerse siendo parte del desarrollo y la vida cotidiana de una región tan estratégica y hermosa como es Aysén.