Es una realidad que, en mayor o menor medida -durante el embarazo- las mujeres experimenten cambios en su condición física, pero también en su salud mental, situación que se extiende durante el primer año siguiente al nacimiento.
Al respecto, la Organización Mundial de la Salud publicó en septiembre del año pasado una Guía de Salud Mental Perinatal, con el fin de integrarla en los diferentes servicios de salud materno-infantil, sobre todo considerando que la salud mental es un derecho humano fundamental y una prioridad para el sistema sanitario.
Dado lo anterior, resulta importante que profesionales matrones podamos identificar síntomas que puedan gatillar una alteración de la salud mental en el periodo perinatal para saber contener emociones que puedan derivar hacia un estado depresivo y puedan afectar, desde la tristeza, la culpa o desesperanza, el normal desarrollo de un hermoso vínculo entre la madre y su hijo/a.
El Instrumento de Edimburgo cobra relevancia al ser una herramienta que nos permite avanzar en la detección de síntomas depresivos en mujeres que cursan una gestación, con el objetivo de derivar de manera oportuna para que la madre pueda ser evaluada por personal médico especializado.
La salud mental perinatal, es y sigue siendo un tema muy importante de abordar desde la prevención y promoción de la salud. En este caso se debe enfatizar en entregar una atención respetuosa garantizando el derecho de la mujer a la intimidad, la dignidad, la autonomía, sus creencias y sus preferencias, así como también a mantener la privacidad y la confidencialidad en todo momento de la atención en salud. Los ejercicios de manejo del estrés (durante esta etapa) pueden, de igual manera, integrarse fácilmente en grupos de apoyo si están disponibles y liderados por profesionales capacitados.
Esto muestra, finalmente, la necesidad de establecer planes de trabajo e integración de la gestante en la educación en salud mental, propiciando un trabajo multidisciplinario para prevenir alteraciones de su salud mental, que pueden incidir directamente en el desarrollo gestacional y/o neonatal.
De esta manera, favoreceremos una maternidad más consciente y resiliente, y una familia que encuentra apoyo en momentos tan significativos de su intimidad, protegiendo juntos la salud mental de la mujer en un periodo lleno de desafíos, aprendizajes y experiencias.
Alejandro Hernández Escobar
Académico Carrera de Obstetricia
Universidad San Sebastián Sede De la Patagonia