La fiesta siempre es signo de alegría y celebración, de compartir y conmemorar. En ese sentido las Fiestas Patrias se relacionan con la memoria del pasado que permite valorar el presente mirando con optimismo hacia el futuro.
La patria es padre y madre (madre patria) porque en ella encontramos un principio y de ella hemos recibido como herencia un conjunto de bienes materiales y espirituales por parte de nuestros antepasados que permite sustentar nuestra vida presente. Por eso pensar en la patria es considerar lo que hay en la memoria, y que nos recuerda que lo que hoy se posee es gracias a aquellos que nos han precedido, haciendo posible un suelo donde crecer.
La historia nos habla de esfuerzos, de sacrificios, de errores, de conflictos, de reconciliaciones, de amenazas, de triunfos y fracasos, de incertidumbres, alegrías y tristezas, tensiones y acuerdos de aquellos que han tenido que encontrarse para abrir camino al futuro de los suyos. Por eso la patria y la historia despierta no solo la gratitud y admiración, sino que además el sentido de responsabilidad.
Saber que somos una patria, no es solo caer en la cuenta de costumbres y un territorio comunes, sino de lo más fundamental; los compatriotas. No hay patria si no hay compatriotas. Podemos entonces preguntarnos ¿qué estamos haciendo por nuestros compatriotas? ¿qué vamos a heredar a los que vengan? ¿queremos servir a la patria o buscamos servirnos de ella?.
Así, el sentido patriótico verdadero, contribuye a mitigar el individualismo y recomponer el tejido social, porque éste nos recuerda lo más importante de la vida, y es que en realidad somos responsables unos de otros, y que más allá de las diferencias, existe una raíz común fuertísima que es necesario custodiar; cuidando a nuestros compatriotas, los unos a los otros, con un amor social ordenado, que nos recuerde siempre que nada hay más grande que la amistad. ¡Viva Chile!
Klaus Droste
Decano facultad de Psicología y Humanidades
Universidad San Sebastián