Aysen.- Faltaban 5 minutos para el medio día del pasado lunes y en los 4 pisos del Servicio de Vivienda y Urbanización (Serviu), se veía un movimiento poco común. Todos los funcionarios comenzaron a descender hasta la planta baja, específicamente hasta el reloj control del edificio. ¿El motivo? Adolfo Cuyul Ojeda marcaría por última vez su huella después de 47 años de trabajo.
Mientras avanza desde la oficina de partes hasta el encuentro con sus colegas, se vienen los recuerdos de ese lejano 1972, cuando ingresó a la Corporación de Obras Urbanas (COU) -organismo antecesor del Serviu- como jornalero y ayudante administrativo. Los pasos de Adolfo son firmes hacia ese último rito de marcar la salida. Es ahí cuando el edificio completo explota en un cerrado y efusivo aplauso.
También queda en la memoria ese 24 de febrero de 1977 cuando ingresa al Ministerio de Vivienda y Urbanismo o cuando luego, en el año 2003, se le contrató como administrativo. La emoción es total entre los colegas que despiden con orgullo a uno de los funcionarios más antiguos a nivel país del Minvu. De hecho, ocupa el lugar 38 en esa destacada lista.
Uno de sus más cercanos compañeros, Heriberto Moreno, con quien compartía labores en la oficina de partes del Serviu de la Región de Aysén, asegura que “hoy es un día especial, porque se va un tesoro humano vivo del Serviu, con 47 años de servicio es un gran colega que se va hoy. Es muy emocionante”, reconoce con la voz entrecortada.
Por su parte, Manuel Valladares, cabeza de la sección de Servicio Generales y jefe directo de Adolfo, le agradeció “por haber dado 47 años de su vida a este Servicio y a este ministerio”.
Adolfo Cuyul seguía avanzando hacia la puerta, en medio de abrazos y muestras de cariño del casi centenar de funcionarios que bajó a despedirlo. Entre ellos, el Director (S) del Serviu, Mauricio Cortés, quien quiso “agradecerle por estos 47 años, por el compromiso que asumió en cada día que vino a cumplir sus labores. El amor que le tiene todo el Servicio, se demuestra acá”.
Cuyul Ojeda, que también es aficionado a la fotografía, no quiso abandonar el edificio sin tener una última instantánea con todos los presentes. Para eso, se eligió el frontis del edificio, donde los compañeros no paraban de gritar el clásico “no se va, no se va, Adolfo, no se va”.
Antes de abandonar la que fue su segunda casa durante 47 años, Adolfo Cuyul dijo quedarse con el cariño que le demostraron. “He recibido hartos abrazos de los colegas…” En ese minuto se quiebra, pero toma aire y continúa. “Son emociones encontradas, pero igual seguiré viniendo a visitarlos. Estoy muy emocionado”, comentó antes de subirse al auto que lo esperaba en el estacionamiento y de recibir una ovación por parte de sus compañeros. Era la última salida del Serviu para Adolfo como funcionario público…