La actividad se llevó a cabo con mujeres condenadas e imputadas que habitan la sección femenina de la cárcel de Coyhaique.
Coyhaique.- La cárcel de Coyhaique es el único centro de reclusión en toda la región que cuenta con un área destinada al encierro de mujeres mayores de edad. Hasta allí llegó un equipo de la Defensoría Regional de Aysén, integrado por el jefe regional de estudios, Cristian Cajas Silva, y el defensor penitenciario, Elvis Camerati Esparza; quienes se reunieron con las internas para explicar sus derechos y garantías, y escuchar y resolver sus dudas y consultas.
Luis Prieto, Seremi de Justicia y DDHH de la Región de Aysén, acompañó el inicio de la actividad, llevada cabo el pasado lunes 15 de marzo.
De esta manera, previa autorización de la unidad penitenciaria se generó un espacio en el que fue posible dialogar sobre los derechos y garantías que tienen como mujeres privadas de libertad. “Es importante que nuestras usuarias comprendan que el estar encarceladas (ya sea en prisión preventiva o cumpliendo una condena) básicamente implica la perdida de la libertad de desplazamiento, pero el resto de sus derechos permaneces intactos y deben ser respetados”, explicó el defensor penitenciario.
De esta manera, a los derechos de ser tratada con dignidad, recibir atenciones de salud y comunicarse con sus defensores; se suma el de mantener vínculos afectivos y comunicarse con sus seres queridos, estudiar, capacitarse y trabajar. Estas son áreas que deberían poder desarrollar aun estando privadas de libertad, de acuerdo a las posibilidades del centro de reclusión en el que estén.
Así lo explicó el defensor Camerati, “en cárceles de otras regiones de Chile, las mujeres recluidas tienen la posibilidad de estudiar y capacitarse, lamentablemente en nuestra región esas posibilidades son muy reducidas, lo que nos preocupa y urge a cambiar, ojalá con el apoyo de otras instituciones”.
Habitabilidad digna
El derecho a permanecer en condiciones de habitabilidad digna, fue otro de los aspectos abordados en la visita.
Cabe señalar que a la fecha, son catorce las mujeres que se encuentran privadas de libertad en la sección femenina en calidad de imputadas o condenadas. Este número es demasiado alto para el espacio en que se encuentran confinadas.
En este sentido, Cristian Cajas comentó “nos preocupa mucho la sobrepoblación en que viven actualmente las mujeres privadas de libertad de la región. El espacio común y los dos dormitorios comunes (uno para condenadas y otro para imputadas) no dan abasto para el número de internas”, señaló y recordó que el encierro en dormitorios es aproximadamente desde las 17:30 hrs a las 07:30 de la mañana del día siguiente, con lo que en ese periodo la reclusión se intensifica y con ello pueden incluso surgir problemas de convivencia y complicaciones psicológicas.
A lo anterior se suma que, como consecuencia de las necesarias medidas sanitarias por COVID19 implementadas en los centros penitenciarios, las mujeres presas se encuentran sin visitas presenciales, y sin actividades educativas, formativas o recreativas que realizar.
“Esto nos preocupa y estamos buscando las formas de ayudarlas”, señaló Cajas, quien comentó que si bien las internas están físicamente sanas, es necesario hacer un esfuerzo más para apoyar sus procesos de rehabilitación y reinserción social, en los que resulta fundamental desarrollar alternativas para que puedan capacitarse, usar constructivamente su tiempo, trabajar y generar recursos para ayudar a sus familias que quedaron en el medio libre, o bien ahorrar para una vida digna, una vez cumplido su tiempo en prisión.