Entre la gran variedad de seguros que buscan resolver problemas importantes de la vida actual está el seguro de escolaridad. Su principal función es cubrir los costos de la colegiatura en caso de que el sostenedor de un alumno —el padre, la madre, o quien se haga cargo de pagar las mensualidades— fallezca o sufra de alguna invalidez que no le permita seguir trabajando.
Según explica Alfonso Correa, director comercial de la corredora de seguros y reaseguros Gallagher Chile, “el seguro de escolaridad busca asegurar que el proceso de educación continúe y se complete. Tiene como objeto asegurar el pago de la totalidad de los estudios, es decir, hasta que el beneficiario egrese de cuarto medio”.
Agrega que algunas pólizas incluyen el financiamiento de la educación superior y que como complemento se puede incluir la cobertura de desempleo, lo que lo convierte en un seguro mucho más completo.
“Es importante entender que se trata de una solución diferente a la que ofrece un seguro de vida, el cual entrega dinero para que la familia pueda cubrir las necesidades que considere más urgentes, entre las cuales muchas veces se encuentra el pago de deudas”, explica.
También sostiene que las compañías aseguradoras que entregan seguro de escolaridad elaboran un perfil de riesgo de los apoderados de los colegios en virtud de las actividades que ellos más practican a nivel de comunidad educativa. Y que – de acuerdo a él – desarrollan la póliza y las características de la cobertura. “Hemos detectado que hay colegios, por ejemplo, en los cuales son muy comunes los deportes de riesgo. En otros, en cambio, son más frecuentes las actividades (intelectuales) culturales o de apoyo comunitario. Todo aquello influye al momento de elaborar la póliza”, afirma Correa.
¿CÓMO SE CONTRATA?
En estricto rigor, según recalca Correa, hay dos maneras de contratarlo. Sin embargo, una de ellas es mucho más conveniente. “Son los colegios, prácticamente en todos los casos, los que contratan la póliza y la cobran en la matrícula o en las mensualidades. El valor de mercado que nosotros hemos identificado va desde 1 UF a 3,5 UF anuales”, sostiene. La otra alternativa es adquirir la póliza individualmente, pero en ese caso, el valor aumentaría demasiado.
No solo los colegios han comenzado a contratar este tipo de productos. Las universidades también han empezado a interesarse y contactarse con las aseguradoras para adquirir el beneficio. Correa asegura que “es una muy buena opción también para la educación superior, pues a esa edad los padres de los estudiantes están más avanzados de edad”.
Recomienda a los apoderados averiguar si los colegios o universidades en que estudian sus hijos cuentan con seguros de escolaridad e invita a los administradores de entidades educativas a incorporarlos en sus políticas.