Durante años, la salud mental fue un tema relegado a la intimidad del hogar o al silencio de quienes lo vivían. Hoy, como Gobierno, estamos convencidos de que debe ser una prioridad pública, una conversación abierta y constante, y sobre todo, libre de prejuicios.
En los últimos años, la red pública de salud ha alcanzado un máximo histórico en prestaciones de salud mental: más de un millón de personas en control y más de 4,8 millones de atenciones ambulatorias anuales, superando en más de un millón y medio las registradas en 2021. Estas cifras no sólo reflejan una creciente demanda, sino también la apertura de miles de personas a pedir ayuda. Pero para que ese paso sea posible, necesitamos como sociedad derribar una de las barreras más grandes: el estigma.
Por ese motivo, desde el primer día, el Gobierno del Presidente Gabriel Boric ha impulsado acciones concretas para mejorar la salud mental de las personas y comunidades; lo hemos hecho con responsabilidad, pero también con empatía, porque entendemos que cuidar la salud mental es esencial para gozar de una buena salud en general. Por eso creamos la línea 4141 de prevención del suicidio, bajamos los precios de medicamentos gracias a la Ley Cenabast, seguimos fortaleciendo los programas de promoción y prevención en escuelas, barrios y territorios, y aquí en nuestra región inauguramos, en junio de este año, un nuevo Centro Comunitario de Salud Mental (COSAM) en Puerto Aysén, que beneficiará a más de 30.000 personas.
Pero ninguna política pública será suficiente si como sociedad seguimos reproduciendo prejuicios. Estigmatizar cierra puertas a la ayuda, al tratamiento, al apoyo y a la recuperación. Una persona que teme ser juzgada por su diagnóstico puede retrasar años su decisión de pedir ayuda, o incluso nunca hacerlo. Y eso tiene consecuencias devastadoras.
Para acabar con la exclusión, necesitamos una transformación cultural.. Escuchar sin juzgar, acompañar sin ridiculizar, es un gesto pequeño que puede tener un gran impacto. Porque abrir la conversación marca la diferencia. En vez de callar, hablemos. En vez de dudar, preguntemos. En vez de señalar, acompañemos.
Es importante también desmentir una idea que se ha instalado de manera errónea: en Chile no han aumentado las cifras de suicidio. Por el contrario, las muertes por esta causa se han mantenido estables e incluso han disminuido levemente en los últimos tres años. Así lo indica el informe de la Organización Panamericana de la Salud (2021), que ubica a nuestro país por debajo del promedio regional. Esta es una señal de que vamos en la dirección correcta, pero también un llamado a no bajar la guardia.
En salud mental, la prevención y la promoción son fundamentales. La mayoría de los problemas tienen múltiples causas y pueden aparecer en momentos críticos de la vida. Por eso, actuar a tiempo marca una diferencia real. Y cada persona puede ser parte del cambio: desde la familia, las amistades, hasta los espacios educativos y laborales. Todos podemos contribuir a crear entornos seguros para hablar de lo que sentimos.
Sabemos que no existe una única solución para eliminar el estigma, pero sí muchas acciones posibles. Como Gobierno, nos comprometemos a seguir avanzando con campañas, políticas públicas y espacios de diálogo que promuevan la inclusión y el respeto. Pero también necesitamos del compromiso ciudadano, para abrirnos a al diálogo, a la conversación, a no juzgar y a mantener una actitud de escucha activa, atenta y acogedora.
Por eso, en este mes donde conmemoramos el Día Mundial de la Salud Mental, te invitamos a ser parte del cambio. No alimentes prejuicios ni actitudes discriminatorias. Los problemas de salud mental no son motivo de burla ni vergüenza. No se deben esconder. Se deben abordar con respeto, con apoyo y con dignidad.
Hablemos de salud mental. Porque cuando abrimos la conversación, abrimos oportunidades.