Refugio Macales combina ecoturismo, identidad local y sostenibilidad, mostrando que emprender con sentido es posible.
Mañihuales.- En plena Patagonia chilena, a orillas del río Mañihuales, nació Refugio Macales, un proyecto de ecoturismo que refleja el compromiso con la naturaleza, la comunidad y la economía local. Su creadora, Camila González Fuenzalida, dejó atrás la vida urbana durante la pandemia para dar forma a un sueño largamente postergado: vivir en armonía con el entorno y ofrecer un servicio turístico con impacto social y ambiental positivo. Desde entonces, Macales se ha consolidado como un modelo de emprendimiento femenino con propósito, que pone en valor la identidad del territorio y la sostenibilidad.
Refugio Macales no es solo un alojamiento: es una experiencia diseñada para reconectar con la tierra y con quienes la habitan. El proyecto trabaja con artesanos, guías, productores locales y emprendedores del gremio gastronómico, generando encadenamientos productivos en la zona. Las cabañas están decoradas con obras de artistas regionales, se promueve el comercio justo y se cuida cada detalle para que el visitante viva una estadía auténtica, respetuosa con el medio ambiente y con la cultura local. “Desde el inicio quise que este refugio nos beneficiara a todas las personas que creemos en este lugar”, explica Camila.
De acuerdo con Sernatur, la Región de Aysén es uno de los destinos más atractivos para el turismo de naturaleza en Chile, y representa una oportunidad clave para el desarrollo económico con enfoque sostenible. En ese contexto, iniciativas como Refugio Macales permiten diversificar la oferta, descentralizar el turismo y fortalecer la economía circular. Camila ha participado en diversos programas de Corfo como Acelera y Viraliza Formación, accediendo a formación en economía circular y gestión sustentable. “Gracias a esas herramientas he podido profesionalizarme, aprender sobre eficiencia energética y dar un valor adicional al servicio que ofrecemos”, señala.
Humberto Marín Leiva, director de Corfo Aysén, destaca el impacto del refugio. “El emprendimiento de Camila representa el espíritu de lo que queremos impulsar como institución. Ella ha sabido transformar una idea en una propuesta concreta de desarrollo local, liderada por una mujer y con profundo respeto por el territorio. Es una emprendedora con visión y compromiso, y ese tipo de liderazgo es el que queremos seguir fortaleciendo en la región”. Según Marín, la participación de mujeres en el ecosistema emprendedor regional es clave para avanzar hacia un desarrollo más justo y equitativo.
Para Camila, ser mujer y emprendedora en una región con desafíos culturales ha sido una experiencia desafiante, pero también llena de aprendizajes. “Cuando llegamos con mi mejor amiga, Dani, a empezar con este proyecto, no había ni agua ni luz ni comodidades en el lugar y todos nos decían que estábamos locas por venir a sufrir y pasar frío. Pero nos movía el convencimiento de que una vida diferente es posible. Aprovecho de agradecerle a ella por vivir esta experiencia conmigo: Las mujeres tenemos una fortaleza única, y cuando creemos, ¡creamos! ¡Y si nos unimos, aún más! Este refugio es también un homenaje a esa perseverancia femenina”, dice.
Hoy, Refugio Macales proyecta seguir creciendo, sumando nuevas experiencias para visitantes y fortaleciendo su red de colaboraciones con actores locales. Camila sueña con que su proyecto inspire a otras mujeres a dar el salto hacia el emprendimiento. “Les diría que sus sueños deben ser más grandes que sus excusas. Emprender no es fácil, pero cada dificultad trae una enseñanza. Lo importante es creer en una misma, porque solo así es posible crear algo que transforme realidades”, concluye.