Por: Úrsula Mix, Seremi de Gobierno Aysén.
En la Patagonia chilena, donde el viento helado y las vastas extensiones de naturaleza dictan un ritmo de vida distinto y único, se escribe un capítulo de esperanza y justicia social. El Plan de Emergencia Habitacional, impulsado por nuestro Gobierno, está dejando una huella tangible en la región, demostrando que, incluso en los territorios más apartados y con mayores desafíos geográficos y climáticos, el compromiso con el derecho a la vivienda digna es una realidad ineludible.
Las cifras son claras: la región ya sobrepasó la meta trazada en el Plan de Emergencia, si bien el objetivo inicial era de 1.293 viviendas éste era solo un piso, una base. A octubre de 2025, se habían entregado 1.383 viviendas, y el número total de soluciones habitacionales vinculadas al plan supera las 2.842, si se suman las viviendas en ejecución y las que están por iniciar. Los proyectos han llegado a diversas comunas de la región, incluyendo zonas de difícil acceso como el archipiélago de las Guaitecas, Lago Verde, Caleta Tortel y Villa O’Higgins. Por ejemplo, en Puyuhuapi, no se habían construido casas en los últimos 10 años, hasta septiembre de 2025, cuando se entregaron terrenos para iniciar la construcción de 43 viviendas.
Tradicionalmente, la construcción en Aysén ha enfrentado barreras logísticas y climáticas significativas, que a menudo hacían más lentos o encarecían los proyectos. Sin embargo, las cifras actuales reflejan un avance sustancial en el cumplimiento de las metas propuestas. Detrás de cada inauguración de un conjunto habitacional, detrás de cada llave entregada, hay mucho más que cemento y madera; hay historias de décadas de esfuerzo, de familias que han esperado pacientemente por un techo propio, y que hoy ven materializado un sueño que parecía inalcanzable.
La vivienda es el pilar fundamental para el desarrollo de una familia y el primer paso para la construcción de un futuro, pero el enfoque del Gobierno del Presidente Gabriel Boric en Aysén va más allá de la simple construcción. La visión integral de este plan subraya la importancia de crear barrios y no sólo casas. Se trata de espacios integrados, con acceso a servicios básicos, áreas verdes y equipamiento comunitario que fomentan el sentido de pertenencia y la cohesión social. En un territorio donde las distancias son largas y el aislamiento puede ser un factor determinante, la creación de comunidades conectadas es esencial.
Cada familia que recibe su hogar en Coyhaique, Puerto Aysén, o cualquier otra localidad de la región, es una prueba de que la política pública puede y debe responder a las necesidades reales de la ciudadanía, adaptándose a las particularidades del territorio. Es la materialización de la justicia social, que reconoce la dignidad de las personas y les proporciona la estabilidad necesaria para proyectarse.
El compromiso de nuestro Gobierno en Aysén es un mensaje claro: la descentralización se vive en terreno. Se está construyendo futuro, forjando esperanza y saldando una deuda histórica con las familias de la Patagonia, demostrando que, con voluntad y gestión, es posible superar cualquier desafío.




